Anoche tuve una pesadilla que me
trasladó al año 2093.
En el sueño yo tenía 84 años y me
sorprendió como en tan poco tiempo transcurrido desde la actualidad el
sentimiento de amor, de empatía, de felicidad había desaparecido de todas y
cada una de las personas que habitan este planeta.
Muy lejos de mi realidad en el año 2093
reinaba el odio, la tristeza, el rencor, la competencia.
Algo raro estaba pasando pero por más
que intenté averiguar no lo conseguí. Era desolador ver como padres e hijos se
odiaban e intentaban amargar la existencia de unos y de otros. Los valores de
respeto, solidaridad habían desaparecido por completo.
De repente aparecí en un aula de
Educación Infantil convertida en un niño, el único niño que aún conservaba
intactos esos valores y un corazón lleno de amor hacia el prójimo y con un
deseo enorme de arreglar aquel caos.
De mis ojos se derramaban lágrimas por
el simple hecho de no poder parpadear, ya que estaba perpleja de la escena que
observaba. Era un aula de 5 años con una maestra perversa que incitaba a los
niños a insultarse y pelear en vez de compartir y respetar.
No lo podía entender ¿Por qué en un
lugar donde tenía que reinar la alegría, la inocencia, la magia… solo había
horror en los rostros de los niños? Los niños aprovechaban cualquier momento
para reírse de algún compañero y humillarlo.
En ese momento mi cabeza que no podía
comprender aquello intentó buscar una solución. Paseé largo rato por la ciudad
y vi que eso mismo ocurría en todos los lugares por los que pasaba y pensé como
podía ser que yo fuese el único niño que aún tenía el corazón lleno de amor y
conservara los valores básicos para poder ser feliz y hacer felices a los
demás.
Ahí fue cuando comencé a comprender
todo. Algo raro había ocurrido y mi corazón había absorbido el amor de todos
los habitantes del planeta. Pensé que la única solución era construir flechas
con pedacitos de mi corazón y así lo hice.
Durante horas, días, meses fui
arrancando con mucho cuidado para no dañar mi corazón pedacitos de este y
construí las flechas de amor que después fui lanzando a todos los que a mi paso
encontraba era maravilloso ver como sus expresiones cambiaban, como volvían a
ser bondadoso y cariñosos, como los valores comenzaban a ser la prioridad de
todos.
¿Pero cómo podían llegar mis flechas a
todos los habitantes del planeta si yo solo era un niño? ¿Tuve una idea!¡Sí!
mire al cielo y vi a un ángel y le pedí con dulzura que me prestase sus alas y
así lo hizo. Con ayuda de ellas sobrevolé el mundo entero repartiendo pedacitos
de amor y todo volvió a ser como cuando yo era un niño.
Luego
desperté y me di cuenta que lo que había soñado es lo que ocurrió hace mucho, mucho
tiempo y desde aquel día todos celebran aquel día tan maravilloso en el que las
flechas hondaron en sus corazones. Ese día es San Valentín y a yo me transforme
en Cupido.